Un fenómeno llamado Big Data

Desde el desarrollo de la computación la recopilación de datos se ha vuelto moneda corriente. El desafío ha estado siempre en qué hacer con ellos. El análisis de datos -cada vez más precisos, y por ende cada vez más voluminosos- es un fenómeno que ha permeado todas las actividades donde exista la competencia. La «Big Data» ha llegado para cambiar los modelos de negocio.

 

A nivel deportivo, las ligas más ricas del mundo viven un auge del fenómeno que, por ejemplo, en la NBA se conoce como «advanced stats» (estadísticas avanzadas), la combinación de datos para lograr un mejor entendimiento del rendimiento de los jugadores y los equipos. En el fútbol inglés, la eficiencia de un delantero ya no se mide solo en goles, sino también en tiros al arco, posesiones pérdidas, jugadores dribleados, kilómetros recorridos y una combinación de todos estos y muchos más datos.

 

El universo de la televisión, sin embargo, todavía está atada a los viejos sistemas: el rating, los paneles de foco, números de suscriptores y cifras similares. Sin embargo, esto está cambiando y el avance de la «Big Data» revolucionará las estrategias de programación, producción y distribución de los contenidos.

 

Los hogares ya no  importan tanto como los individuos. Cada pequeño detalle de los hábitos de consumo de las audiencias está siendo medido de alguna forma y ahora, con el avance tecnológico, el consumo de un programa no es la información final, sino parte de una enorme cantidad de datos –edad, sexo, grupo familiar, residencia, gustos, horarios de consumo y muchas otras tendencias de consumo- que arman un puzzle mucho más complejo al que la TV estaba acostumbrada a tener que resolver.

 

La importancia presente y futura de la «Big Data» no está en discusión. Es cómo aprovechar su potencial lo que plantea dificultades a las empresas de TV, que deben romper ese viejo molde y adaptarse a nuevos esquemas de negocio, reformulando estrategias asentadas durante décadas. Peor aún, analizar la información individualmente no es suficiente: solamente el cruce de información –los ratings y los hábitos de consumo en tiempo real- dota de verdadero valor al trabajo.

 

 

¿La Salvación?

 

El rol «salvador» que GfK le atribuye al análisis inteligentes de datos suena un poco apresurado, pero lo que es indudable es que aquellos que más rápido saquen provecho de esta información, mejor preparados estarán para solventar la brecha que hoy se está generando entre los hábitos de consumo de las audiencias y el viejo modelo de negocios.

 

Lo primero que los broadcasters comerciales han aprendido a hacer es utilizar la «Big Data» para mejorar su venta de publicidad, dada que las métricas de consumo de publicidad ya cuentan con un modelo «más joven» y fácil de adaptar. La clave pasa por aplicar ese tipo de modelo al contenido, algo que muchas compañías están empezando a realizar con sus proyectos VOD.

 

Entender cómo mejor usar todos estos datos no es un trabajo sencillo, pero el camino debe ser recorrido y, durante el mismo, otra pregunta deberá plantearse: ¿cuánto peso se le dará al «Big Data»?